Jean-Honoré Fragonard, “Charles-Michel-Ange Challe”, 1769. MNAC

Obras de mecenazgo

[…] Con la Fundació Bernat Metge, y mediante el concurso dado a todas las demás instituciones que se fundaron para sostener a los intelectuales catalanes, contribuí a que se evitara la dispersión y el abandono de vocaciones que la Dictadura [de Primo de Rivera] podía producir.

La consagré [mi fortuna], después, principalmente, a la adquisición de obras de arte, con la ilusión de construir un Museo de Pintura del Renacimiento en Cataluña.

Francesc Cambó fue adquiriendo, a lo largo de su vida, un gran gusto por la alta cultura y una intuición y una habilidad extraordinarias para promoverla y difundirla a gran escala.

Helena Cambó, en su artículo “El meu pare”, describe el origen, la evolución y las características de esta vertiente de mecenas:

Lo que se ha calificado como acción de mecenazgo no será una distracción, un divertimento, el complemento para algunos ratos, sino que volverá a ser una inmersión en un mundo que le apasiona, se puede afirmar, desde siempre. “Mi pasión por todo lo relacionado con el arte viene de muy lejos, desde mi infancia. De pequeño, en Besalú, me extasiaba con las exquisitas muestras del arte románico que allí tenía ocasión de contemplar”. Después, viajando por Europa y conociendo sus monumentos, sus museos y el gran número de colecciones privadas, se acentuará su sensibilidad: “Mi pasión por las obras de arte se acentuó. Descubrí que llegaban a transformar mi estado de espíritu” (…). (Cambó, La col·lecció Cambó del Museu Nacional d’Art de Catalunya, 1997)

Este descubrimiento del poder transformador del arte también surgió en otro ámbito. En 1923, cuando apenas hacía un año que se había inaugurado una de sus obras de mecenazgo más famosas, la Fundació Bernat Metge (FBM), Francesc Cambó declaraba en un discurso a sus colaboradores:

Es vieja en mí la afición a los clásicos griegos y latinos. Su lectura me ha comportado un bien inmenso; en medio de la agitación constante de mi vida, me ha dado serenidad y ponderación y me ha confortado con grandes bocanadas de optimismo.

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